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No consigo adelgazar después de dejar de fumar

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Vale, has dejado de fumar pero te ronda un a idea por la cabeza: “No consigo adelgazar después de dejar de fumar“.

Vale, lo primero: ¡BRAVO!

En serio, eso es de campeones.

Pero ahora te miras al espejo, y… sorpresa: los pantalones aprietan, la báscula sube y tú piensas: “¿Pero qué está pasando aquí?”

No eres el único.

Y sí, tiene explicación.

Yo, que llevo más de 15 años ayudando a personas con temas de peso, alimentación y esos líos que se nos hacen en la cabeza, te lo digo claro: esto tiene solución, pero no va solo de dieta.

¿Por qué engordas después de dejar el tabaco?

Porque no cambiamos la forma de pensar, solo dejamos de fumar.

Y claro, el cuerpo y la mente buscan un sustituto. Antes te fumabas un cigarro cuando te sentías nervioso, triste, aburrido… y ahora ¿qué haces? Pues comes.

Y no precisamente una ensalada.

El cuerpo te pide azúcar, cosas rápidas, que den ese subidón que antes te daba la nicotina.

La ansiedad sigue ahí, los patrones de conducta siguen igual, solo que cambiamos un vicio por otro.

Así de crudo. Y no, no es que seas débil ni que te falte fuerza de voluntad.

Es que tu cabeza sigue funcionando igual, solo ha perdido el cigarro como recurso.

El truco está en la mente, no solo en la nevera

Y esto te lo digo porque lo he visto una y otra vez: si no trabajas el cambio psicológico, si no entiendes por qué comes cuando no tienes hambre, si no rompes con esas asociaciones mentales de “estoy estresado = como”, vas a estar atrapado en un bucle.

¿Qué puedes hacer para no ganar peso (o para bajarlo)?

Vamos a hablar claro, sin rodeos. Aquí van unas cuantas ideas que funcionan de verdad:

1. Organiza tus comidas

No te dejes llevar por el hambre loca. Planifica. Come cosas que te llenen y no te disparen el azúcar. Fruta, proteína, legumbres… cosas ricas y sanas.

2. Muévete, aunque sea un poco

No hace falta que te apuntes al gimnasio ni que te mates a correr. Sal a andar, baila en casa, sube escaleras. Lo que sea, pero que el cuerpo se mueva. Eso te baja la ansiedad y te hace sentir bien.

3. Busca ayuda si lo necesitas

Un nutricionista, un psicólogo, alguien que te guíe. No tienes por qué hacerlo solo/a. De verdad.

4. Respira. Literalmente

Cuando te venga ese “necesito comer algo YA”, para. Respira. Pregúntate: ¿tengo hambre o tengo nervios? Muchas veces no es hambre, es agobio disfrazado.

5. Póntelo fácil

No tengas en casa lo que sabes que te puede hacer caer. Y sí, también se vale darse un gustito de vez en cuando, pero que sea eso: de vez en cuando.

Ojo: no es tu culpa

Y esto te lo digo desde el cariño más grande.

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Mucha gente cree que si engorda después de dejar de fumar es porque lo está haciendo mal.

¡Nada de eso!

Es normal, es humano, y lo importante es no rendirse.

Porque la solución no está solo en la báscula, está en tu cabeza, en cómo te hablas, en cómo te cuidas.

No consigo adelgazar después de dejar de fumar no es verdad (espera)

Si has dejado de fumar, ¡te aplaudo!

Ya has hecho lo más difícil.

Ahora toca ajustar otras piezas del puzzle.

No lo hagas desde la culpa ni desde el castigo. Hazlo porque mereces sentirte bien contigo, con tu cuerpo, con tu vida. Y si necesitas ayuda, aquí estamos.

sergio lázaro ruiz dietista

Soy dietista y coach nutricional. He ayudado a más de 2.000 personas a conseguir su peso saludable sin dietas y para siempre.

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